Llegó la hora, tenemos que empezar a preparar las famosas compotas y papillas de las que tanto hemos oído hablar a otras madres, a las abuelas,... Pero, ¿cómo se lo tomará nuestro pequeño terremoto? Lo que está claro es que es un cambio para el niño y también para los padres que estamos adaptados sólo a las tomas de la leche; por eso les quiero ofrecer este artículo en el que se comentan algunas cosas que debemos tener presentes. Un saludo...
Con las primeras papillas, se produce un cambio brusco: el de textura. Lo que hasta entonces era líquido ahora pasa a ser espeso. También cambia el sabor, el color y el olor.

El gusto es uno de los sentidos que se desarrolla antes. El feto ya percibe los sabores por la vía umbilical, y también tiene muy desarrollado el óído. Estos sentidos son la base para que el bebé coma bien: por esto, sería edecuado que el niño coma en un ambiente tranquilo, sin demasiados ruidos que lo distraigan y que además lo que coma le guste.
Debemos prestar tención a los gustos y las preferencias del niño. Sin imponérselo, al principio conviene introducirlo en los diferentes alimentos que le toca comer. Y si hay alguno que realmente vemos que no le gusta, no se debe insistir, sino sustituirlo por otro de características nutritivas parecidas.
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