domingo, 13 de febrero de 2011

La influencia familiar en el carácter del niño.

   
    Aunque todos nacemos con un potencial genético que nos orienta en cierta dirección, también poseemos como seres humanos la capacidad de autoaprendizaje y el control de nuestros impulsos. Pero los cuidados y la educación que se reciben en el hogar desde el nacimiento son fundamentales, ya que forman las raíces más profundas de nuestro comportamiento. En consecuencia, durante los primeros años de vida es más fácil moldear el carácter, evitando así que los genes tengan la última palabra. Aunque todos podemos tratar de cambiar nuestra forma de ser de adulto, es evidente que será más difícil.
    La fuerte influencia que ejerce el ambiente en el que se vive de pequeño sobre la forma de ser, se aprecia incluso en los rasgos de carácter más relacionados con la herencia. Así, por ejemplo, aunque la timidez o introversión son conductas heredadas, un niño que genéticamente posea este rasgo no tiene porque manifestarlo si sus padres se han mostrado con él tolerantes, biertos y le han ayudado a relacionarse con los demás desde pequeñitos, motivando sus conductas autónomas. Si, por el contrario, el mismo niño se cría en una familia demasiado estricta, poco tolerante o excesivamente proteccionista, su propensión a la timidez se verá acentuada en un alto grado.

    En resumen, mamás y papás, eso de "que le vamos a hacer si salió a...." creo que deberíamos de desterrarlo y trabajar con nuestro niño para intentar corregir aquello que creemos puede perjudicarle o no beneficiarle en su vida futura.

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