Cuando le negamos a nuestros hijos que consuman chucherías es porque seguro que ya han comido bastantes en ese día o en los días anteriores y nos da miedo que se enfermen del estómago o que les haga daño en los dientes, pero lo que quizás no se nos pasa por la cabeza son aspectos tan importantes como pueden ser el factor hereditario y la tendencia a la diabetes, entre otras cosas.
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